Las agavinas y sus efectos en la salud

Por: 
M. en C. Alicia Huazano García y Dra. Mercedes G. López

Las agavinas son carbohidratos de reserva constituidos por polímeros de fructosa y la presencia de una sola molécula de glucosa, que se encuentran de manera natural en varias plantas como ajo, cebolla, espárrago, alcachofa y en la piña de agave. Es hoy en día muy conocido que este tipo de carbohidratos presentan funciones tanto como suplementos agregados en alimentos, y/o como ingredientes, y se sabe que tienen efectos benéficos muy importantes sobre la salud de las personas.  

Figura 1. Mecanismo mediante el cual el consumo de agavinas genera efectos benéficos en la salud.

En el CINVESTAV-Irapuato estamos llevando a cabo varios proyectos para demostrar algunos de los efectos benéficos del consumo de agavinas, lo cual nos ha permitido concluir que los carbohidratos presentes en la planta de agave son prebióticos. Es decir, las agavinas son ingredientes alimenticios que favorecen el crecimiento de bacterias en el ciego y en el intestino grueso, las cuales son benéficas para la salud (probióticos); estos fructanos reducen peso, así como glucosa, triglicéridos y colesterol en sangre. Esta investigación es muy importante debido a que actualmente, en México, tenemos problemas muy serios de sobrepeso y obesidad que pueden llevar al individuo al desarrollo del síndrome metabólico, el cual se caracteriza por el incremento en los niveles de glucosa, triglicéridos y colesterol en sangre, ocasionando diabetes y enfermedades del corazón. 

El conocimiento de la estructura molecular de la agavina nos ha permitido entender el mecanismo que explica cómo estos carbohidratos disminuyen el peso corporal del individuo y los niveles de glucosa, triglicéridos y colesterol en sangre. Las agavinas no son degradadas en la cavidad bucal por acción de microorganismos, tampoco sufren cambios en el estómago por las enzimas digestivas, debido a que presentan una estructura molecular muy estable y compleja. Por lo que éstas pasan a través del tracto gastrointestinal casi de forma intacta alcanzando el intestino grueso (colon), en donde son fermentadas por las bacterias intestinales (microbiota), promoviendo el crecimiento de bacterias benéficas (tales como bifidobacterium y lactobacillus)

Asimismo, cuando la microbiota intestinal está llevando a cabo la fermentación de las agavinas, producen ácidos grasos de cadena corta, principalmente acético, propiónico y butírico, y son estos productos de fermentación los responsables de los efectos sistémicos que se observan en el individuo (Figura 1). El ácido acético y propiónico son transportados por el torrente sanguíneo hacia el hígado en donde participan en la biosíntesis de triglicéridos y colesterol; y es debido a esto que el individuo presenta una reducción de triglicéridos y colesterol en sangre. Por otra parte, el ácido butírico es la principal fuente de energía de las células del intestino grueso, denominadas células L, las cuales producen la hormona GLP-1. Esta hormona se encarga de activar señales de saciedad en el cerebro del individuo y en consecuencia reduce su ingesta de alimento, impactando en la disminución de peso corporal. 

Además de activar señales de saciedad en el cerebro, la hormona GLP-1 es considerada una incretina, es decir, esta hormona tiene la capacidad de inducir la liberación de insulina en el páncreas y entonces, si hay un aumento de insulina, los niveles de glucosa en sangre del individuo muestran una disminución. 

Por lo anterior, López y colaboradores han concluido que el consumo de agavinas tiene un enorme potencial para la prevención y/o el manejo de algunas enfermedades o padecimientos tales como sobrepeso, síndrome metabólico, obesidad y diabetes, así como osteoporosis, las cuales en este momento están siendo un problema de salud serio en nuestro país.